Melissa Spitz, fotografío durante 6 años la enfermedad mental de su madre, ella fue la compañera luego que su familia abandonará el hogar al no soportar la enfermedad que sufría Deborah.

Para Spitz el trabajo documental fue un puente emocional entre madre e hija que sirvió a las dos para generar nuevamente la cercanía que habían perdido y fue la oportunidad para enseñar a través de la fotografía las dificultades que vive una persona con transtornos psicológicos.

«Mi esperanza para desarrollar este trabajo es mostrar que estos problemas pueden ocurrir a cualquiera, desde cualquier ámbito de la vida y que no hay nada de qué avergonzarse» Spitz

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