Mientras gran parte de habitantes del mundo están en sus casas protegiéndose del covid-19, cientos de periodistas y fotógrafos han decidido asumir la tarea de registrar y contar la crisis económica y social que vive el planeta en el marco de esta pandemia. Fotógrafo No Fotógrafo tuvo la oportunidad de hablar con seis fotoperiodistas de diferentes países quienes nos cuentan cómo ha sido su experiencia en los últimos meses, por qué lo hacen y qué ha sido lo más difícil de retratar este momento histórico.
La historia de 6 fotoperiodistas que cubren el covid-19
Por Gabriel Galindo
Director FNF

¿Por qué deciden salir a las calles pese al alto riesgo de contagio?
Esteban Biba es fotógrafo de la agencia EFE en Guatemala. Cuando le preguntamos ¿por qué sale a la calle? contesta que ese es su trabajo: estar en la primera línea cuando la situación es complicada. Cree que estos momentos aumenta la necesidad de informar, especialmente porque la pandemia ha hecho que la desigualdad sea más visible.
“Muchas familias no pueden guardar cuarentena en Guatemala y en otros países de latinoamérica, el símbolo del hambre son banderas blancas, las personas salen a la calle a pedir de ayuda. Se está viendo la inoperancia del gobierno, las personas que pueden ayudar necesitan ver las imágenes y tener la información para pedir al gobierno que actúe.” Esteban Biba.
Desde Barcelona, el fotógrafo independiente Pablo Miranzo nos cuenta que el interés por cubrir esta crisis nació de un impulso, vio la importancia de este hecho y entendió que en esta parte de historia de la humanidad, todo el mundo entra, hasta él como fotógrafo.
“El simple hecho de bajar a comprar comida…, el hecho estar en tu casa confinado ya te hace entrar en la historia,… poco a poco fui recogiendo imágenes,… con el tiempo vas perdiendo el miedo a salir, pero siempre manteniendo respeto al virus” Pablo Miranzo.
Federico Ríos, es fotógrafo colombiano trabaja para el periódico The New York Times. El asegura que su decisión de salir a fotografiar la pandemia, pese a estar consciente del alto riesgo de contagio, proviene de la certeza que ese es el deber de la prensa y su función en este momento es mantener informada a la ciudadanía para que pueda tomar decisiones con elementos, entre ellos, conociendo lo que se vive afuera de sus casas.

En cuanto a la fotógrafa argentina Anita Pouchard Serra, integrante de la Agencia Hans Lucas y Women Photograph, ha salido a las calles con ganas de entender a través de las imágenes lo que está sucediendo en el mundo. “Hay que estar ahí” sostiene, y cree que así como esta situación es compleja, no es la única a la que se expone o se ha expuesto como fotoperiodista.
Por su parte, en Ecuador, Juan Diego Montenegro, fotógrafo freelance y colaborador de Agencia Alemana de Prensa (DPA), nos dice que, además de ser la forma como se gana la vida, siente que tiene la necesidad de salir a la calle y ser parte de esta historia. Está convencido de que se requiere cubrir los hechos que se viven en la calle desde diferentes frentes flancos y, en especial, aquellos que no van hacer contados por los grandes medios de comunicación y nos dice“La “crisis tiene muchas crisis dentro, y por eso hay que hablar de ellas”

Y a estas voces se suma la fotógrafa boliviana Sara Aliaga, integrante de CovidLatam y del colectivo de fotógrafas War-MiPhoto, quien sale con su cámara a las calles con la necesidad de comprender el momento histórico y sin precedentes que está viviendo esta generación. A través de sus fotografías, ella trata de entender cómo se está viviendo esta panorama desolador y de incertidumbre en el mundo y cómo se podrá seguir cuando esto pase.
¿Qué ha sido lo lo más difícil?
“Con el coronavirus, nos volvemos un riesgo potencial para nuestros conocidos y nuestro ambiente familiar, yo me he alejado de la poca familia que tengo…, es difícil, pero cuando pongo en perspectiva el problema de la gente que veo afuera, veo que mi problema no es tan fuerte.” confiesa Esteban Biba, para quien la experiencia del trabajo como fotoperiodista le hace enfrentarse a dificultades constantes, asumir riesgos individuales, pero le preocupa llevar esos riesgos a sus seres queridos.
Justamente el distanciamiento social ha sido uno de los temas más difíciles para los fotoperiodistas, entre ellos Anita Pouchard Serra y Federico Ríos. Sostienen que no tener cercanía con sus fotografiados y guardar esos dos metros o metro y medio les impide generar una mayor de confianza.
“Esto ha significado que tengo que volver a imaginar una metodología, una manera de pararme frente a las personas que quiero retratar y no sólo desde lo técnico, sino en la relación en terreno que para mí es algo muy importante, tan importante como la foto que sale, es cómo estuvo la relación con las personas” nos dice Pouchard Serra.

También para Ríos ha sido un cambio de 180°: “Yo trato de acercarme, entender los nombres, conocer a la gente, de dar la mano, de abrazar y con la pandemia eso es imposible, eso dificulta mi trabajo”, cuenta al pensar en los retos que ha la pandemia ha traído para su trabajo.
Por su parte, para Juan Diego Montenegro lo más difícil ha sido ver la realidad desde tan cerca:
“siempre hemos estado en contacto con la pobreza, hemos estado en contacto con la migración y la situación precaria, pero esta crisis ha empeorado la situación. Ver gente que se puede quedar sin casa, gente que no tiene para alimentarse, gente que ya está robando por la necesidad, gente que tiene a sus hijos muriendo y no de covid-19, sino de enfermedades persistentes, porque la situación de los espacio de los hospitales es fuerte… conocer estas historias es muy duro”.

También para Sara Aliaga, lo más difícil es enfrentarse con la situación de las familias más vulnerables: “No todos la están pasando de la misma manera, uno de los ejemplos claros son los sectores vulnerables que la están pasando muy mal por la cuarentena, gente que vive al día y no puede trabajar y por ende no puede comer. La alimentación ha sido una de las problemáticas más grandes que ha destapado la crisis del covid-19”.
Conseguir el acceso a cierto tipo de historias, ha sido lo más difícil para Pablo Miranzo, quien ha sentido, en algunos casos, que han censurado su labor negándole los permisos para fotografiar historias de instituciones, tratamiento de cuerpos o residencias de personas mayores. Cree que existe un tabú a la muerte y que muchas personas desconocen la labor del fotoperiodista.
“No se entiende la labor tan importante que supone el registro de estos momentos para nosotros y para generaciones posteriores”, dice mientras sigue buscando historias.

¿Qué ha significado cubrir la pandemia del covid-19 para los fotoperiodistas?
Salir a la calle en Buenos Aires y cubrir la pandemia ha significado, para Anita Pouchard Serra, ver sin filtro la situación y sentir angustia ante el silencio y la soledad de las calles desoladas durante los primeros días de la crisis “al final esa visión me afectó más que el encierro”, nos confiesa.
En Colombia, Federico Ríos cuenta que esta situación ha significado
“un reto en la medida personal y profesional: entender que lo que está sucediendo, entenderlo en la dimensión global que tiene y entender que eso no es asunto que afecta a los de afuera a los de frente al lente, sino que nos afecta a todos, fotógrafo incluido”.

Desde La Paz, Bolivia, Sara Aliaga nos dice que el contexto le ha generando diversas reflexiones y quiebres en la forma en la forma de pensar su trabajo. “Estoy tratando de reformularme”, cuenta, “en lo profesional es complicado, no tienes las mismas formas de acercarte a las personas, a las historias, de poder hacer las fotos, el distanciamiento ha cambiado la forma como usualmente trabaja un fotógrafo”. Allí coincide con sus colegas, para quienes el covid-19 ha impactado su forma de trabajar.
Profesionalmente me ha hecho replantear la narrativa que manejo, es importante tener en cuenta que el covid-19 al poner en jaque a las naciones le ha dado la vuelta a todas las cosas y al ser invisible todo está desbalanceado, y esta situación me ha llevado a crecer, a tener nuevas perspectivas. Sara Aliaga.
A estas palabras, Pablo Miranzo añade que también ha significado poner en pausa cosas en su vida y, desde lo profesional, “un aumento de la carga de trabajo, ha habido bastante demanda de historias”.

¿Qué historias están buscando los fotoperiodistas en este momento?
Al ser una crisis nunca antes vista por esta generación, algunos fotoperiodistas han recurrido a estar atentos a las historias que se van presentando en el día a día. Nos cuentan que no hay que ir muy lejos para encontrar esas historias, “hay que estar atento y caminar”, coinciden.
En mayor medida buscan reportajes que reflejan el impacto de la pandemia y de las medidas de los gobiernos sobre las clases populares, temas que representan un interés social, político y económico, y que creen que deben ser conocidos por toda la población. Entre los asuntos que están cubriendo se destacan: la migración, los nuevos emprendimientos, la vida de las personas en situación de calle, los oficios que se están extinguiendo por el covid-19 y varias historias de largo aliento.

¿Y cómo se protegen al salir a las calles?
Para las y los fotoperiodistas seguir los protocolos y mantener la distancia es la base del cuidado. Usan la protección requerida de acuerdo al lugar al que vayan pero siempre llevan consigo tapabocas (filtros N95), guantes, gafas de protección y gel desinfectante. Al regresar a sus casas aplican los protocolos de limpieza personal y también la desinfección de sus equipos.
Para las y los fotoperiodistas seguir los protocolos y mantener la distancia es la base del cuidado. Usan la protección requerida de acuerdo al lugar al que vayan pero siempre llevan consigo tapabocas (filtros N95), guantes, gafas de protección y gel desinfectante. Al regresar a sus casas aplican los protocolos de limpieza personal y también la desinfección de sus equipos. Ver: Annemarie Heinrich: Incentivar la expresión creadora en la fotografía
Finalmente, ¿el pago sí equivale al riesgo de cubrir la pandemia?
Le preguntamos a cada fotoperiodista por el porcentaje de dinero que recibe por desarrollar su trabajo en momentos de pandemia. Algunos guardaron silencio, otros reconocieron que al trabajar de planta reciben un pago mensual por sus servicios, pero la mayoría contestaron que el pago que han recibido es mínimo y en algunos casos nulo.
No se puede perder de vista que la crisis también ha golpeado las finanzas de nuestros invitados: varios cubrían eventos deportivos o hacían fotografía comercial como entradas de dinero principales o complementarias. Incluso, quienes tenían asignaciones o trabajos programados tuvieron que cancelarlos. En otros casos, han tenido que reinventarse y recurrir al video, hacer documentales cortos o vídeos para redes sociales, para recibir algo de dinero.
Y una buena noticia que recibimos a pocas horas de publicar esta nota fue el reconocimiento a Anita Pouchard Serra, con su serie «Mujeres migrantes al frente del COVID 19 en el Bajo Flores» quien fue seleccionada con una subvención del «Pulitzer Center for crisis reporting grant» para continuar desarrollando su trabajo. (Visita el link para aplicar con tu historia)

Desde Fotógrafo No Fotógrafo valoramos como siempre y más que nunca, la labor de las y los fotoperiodistas que están captando este momento para que el mundo entero lo conozca y para que las próximas generaciones lo comprendan. Agradecemos especialmente a este grupo de seis fotoperiodistas que nos compartieron estas palabras sobre su vida y su experiencia en la pandemia, y te invitamos a conocer más sobre sus trabajos, compartir esta nota y seguirlos en sus redes sociales:
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